Todo un día de emociones. México con el alma en vilo. Millones de ojos pendientes de la televisión, millones de dedos índices presionando la tecla F5 de su computadora para actualizar el conteo del Instituto Federal Electoral a fin de conocer al ganador de las elecciones presidenciales del 2 de julio.
De pronto iniciaron los recuentos y aparece Andrés Manuel López Obrador aventajando el conteo, algunos puntos arriba de Felipe Calderón Hinojosa.
Pasaron los minutos y el PEJE siguió así, arriba, siempre arriba. Pasaron las horas y el PEJE siguió así, arriba, siempre arriba. Acabó el día miércoles y el el PEJE siguió así, arriba, siempre arriba.
Millones de pobres, ancianos, ancianas, personas discapacitados, madres solteras, ilusionados, soñando con el triunfo, soñando con mejorar su condición de pobreza.
Ciertamente el PEJE fue cediendo terreno, pero era muy lentamente.
Felipe se acercaba, poco a poco.
Había una tendencia a la baja, muy lentamente, por eso se soñaba con el triunfo, porque si bien avanzaba Felipe, también lo hacía el PEJE.
Y así fue hasta que los del IFE decidieron que era tiempo de sumarle votos suficientes para que ganara FELIPE, ya al día siguiente.
Ocurrió exactamente al revés que el día 2 de julio. Esa noche los manejadores del PREP, del IFE, habían tomado una decisión contraria: poner siempre adelante a Felipe Calderón.
O sea, el IFE hizo lo que quiso y como quiso. Un día decidió poner adelante al PAN, y nunca permitió que el PRD se acercara, cuando eso andaba ocurriendo detuvieron la alimentación de datos.
Otro día decidieron poner adelante al PEJE, siempre adelante, siempre, siempre, por decisión tomada previamente con los operadores del PAN-GOBIERNO, pero en este caso sí dejaron que el otro alcanzara al primero.
Fueron muy obvios. Yo diría que estúpidos. Debieron haber disimulado. Se vale ser cochi, pero no tan trompudo.
De pronto iniciaron los recuentos y aparece Andrés Manuel López Obrador aventajando el conteo, algunos puntos arriba de Felipe Calderón Hinojosa.
Pasaron los minutos y el PEJE siguió así, arriba, siempre arriba. Pasaron las horas y el PEJE siguió así, arriba, siempre arriba. Acabó el día miércoles y el el PEJE siguió así, arriba, siempre arriba.
Millones de pobres, ancianos, ancianas, personas discapacitados, madres solteras, ilusionados, soñando con el triunfo, soñando con mejorar su condición de pobreza.
Ciertamente el PEJE fue cediendo terreno, pero era muy lentamente.
Felipe se acercaba, poco a poco.
Había una tendencia a la baja, muy lentamente, por eso se soñaba con el triunfo, porque si bien avanzaba Felipe, también lo hacía el PEJE.
Y así fue hasta que los del IFE decidieron que era tiempo de sumarle votos suficientes para que ganara FELIPE, ya al día siguiente.
Ocurrió exactamente al revés que el día 2 de julio. Esa noche los manejadores del PREP, del IFE, habían tomado una decisión contraria: poner siempre adelante a Felipe Calderón.
O sea, el IFE hizo lo que quiso y como quiso. Un día decidió poner adelante al PAN, y nunca permitió que el PRD se acercara, cuando eso andaba ocurriendo detuvieron la alimentación de datos.
Otro día decidieron poner adelante al PEJE, siempre adelante, siempre, siempre, por decisión tomada previamente con los operadores del PAN-GOBIERNO, pero en este caso sí dejaron que el otro alcanzara al primero.
Fueron muy obvios. Yo diría que estúpidos. Debieron haber disimulado. Se vale ser cochi, pero no tan trompudo.
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