Los escasos avances que se dieron en los últimos 6 años en la construcción de la democracia en México, se cayeron en los últimos tres meses, o lo que duró el proceso electoral mexicano.
Vimos a un presidente de la República, Vicente Fox, en plena campaña a favor de su candidato a sucederlo en la silla presidencial.
Vimos a un gobierno manchándose las manos de corrupción.
Vimos a un cuñado mal llamado "incómodo", porque desde que llegó Felipe Calderón Hinojosa y Vicente Fox al gobierno comenzó a hacer su agosto, viajando cómodamente sobre la supercarretera del tráfico de influencia.
Vimos a un gobierno utilizando el poder para conseguir espacios de publicidad en los principales y más poderosos medios de comunicación.
Vimos a un gobierno cruzando la información de las personas con más requerimientos sociales, con la información del Instituto Federal Electoral, para condicionar y coaccionar el voto.
Vimos a una administración federal soltando recursos al por mayor para amarrar votos corporativos.
Vimos a un presidente de la república presionando a representantes del poder legislativo para que, juntos, le cerraran el camino a un político identificado con una inmensa mayoría del pueblo.
También vimos a un presidente utilizando y manipulando al poder judicial, y al legislativo, para sacar de la carrera democrática por la presidencia a un hombre al que le tenían miedo por su arrastre popular (léase desafuero de AMLO).
Y vimos a un gobierno presionando a las instituciones para retorcer la voluntad popular, tirando a la basura el principio de que el gobierno emana del pueblo, de que la soberanía radica esencialmente en el pueblo.
Vimos a un sistema pan-gobiernista manipulando el conteo del PREP, por cierto de manera tan tosca, grotesca y estúpida, que hasta el menos letrado pudo percibir; bastaba la lógica y el sentido común, y un poco de interés en el asunto electoral, para descubrir que los datos de la propia casilla electoral donde el ciudadano votó, se habían cambiado a la hora de captura la información, siempre para favorecer al candidato gubernamental.
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