El domingo pasado el PRD chiapaneco amaneció con dos dirigentes: Margarito Ruiz Hernández y Carlos Esquinca. Un día anterior los consejeros políticos de ese partido intentaron realizar su llamado Consejo Estatal, pero aparecieron irregularidades y el evento se disolvió. El PRD, como siempre, dando la nota.
Ambos grupos antagónicos decidieron tomar el cielo por asalto y cada quien por su lado eligió a su propio líder. Dos proyectos políticos, dos PRDs. El enemigo histórico del PRD ha sido, increíblemente, el PRD. La práctica del canibalismo o la antropofagia política.
El grupo del diputado Saraín Osorio Espinosa y Jorge Alberto Clemente Magdaleno sumaron fuerzas, pensando en derrotar al Grupo Margaritas. Juntaron paga, vaciaron la alcancía. Pidieron "chichi" con papá gobierno, el entrante y el saliente. Operaron, compraron voluntades, conciencias. Aún así, en el número de consejeros reunió menos de 98 efectivos, y la luz no se hizo, no se hacía. Haciendo números perdían de calle, los del Grupo Margaritas tenían mucho más consejeros con voz y voto.
Entonces se les alumbró el coco y sacaron de la manga una brillantísima idea: inventaron consejeros políticos. Metieron 40 cachirulos, con los cuales pretendieron darle legitimidad a un proceso amañado, que al final quedó en eso: en una elección fraudulenta, carente de legitimidad, muerta.
El Sexto Consejo Estatal se disolvió.
Sin embargo algún cerebro maquiavélico inventó un madruguete, y ya sin el Grupo Margaritas, o de Los Margaritos, no tuvieron ninguna oposición para poner a votar hasta los vigilantes y limpia calzado de las vecinas calles.
De los 5 integrantes del Sexto Consejo Estatal el grupo que postuló a Carlos Esquinca logró reunir a dos: el Vicepresidente y un vocal. Y con ellos instalaron su propio "Consejo Estatal". Hicieron su elección. No hubo oposición. Ni más candidatos. Dijeron un nombre, Carlos Esquinca, y lo "ungieron".
Pero esa elección no tiene sustento legal o estatutario. Un Consejo Estatal debe contar con la presencia de cinco, cuatro o mínimo tres de sus integrantes. Ahí está el detalle.
Sin embargo, por el otro lado también intentaron proceder a elegir a su propio presidente, en la persona del indígena Margarito Ruiz.
En este último caso, el grupo postulante (mayoritariamente del llamado Grupo Margaritas) tenían un número mayor de consejeros estatales, alrededor de 170, además de contar con tres de la mesa directiva del Sexto Consejo Estatal (el presidente Gilberto de los Santos, el Secretario Armando Pastrana y un vocal), y por tanto con el quórum legal necesario para proceder a la elección del dirigente perredista.
Sin embargo, incurrieron en un error: trasladarse a un recinto distinto al indicado por la convocatoria, por lo que dicha elección adolece de esa posible causal de nulidad, en el caso de ser impugnada, como seguramente habrá de suceder.
Por lo tanto, al final de cuentas ni uno ni otro dirigente tiene la legalidad necesaria. Ambos son impugnables.
Así que de los dos no se hace ninguno.
Hay quien, sin embargo, ha venido sosteniendo que hoy el PRD tiene a 4 dirigentes: 1) Jorge Luis Escandón Hernández quien dejó la silla vacía sin renunciar formalmente, 2) Jorge Alberto Clemente Magdalena quien asumió el papel de dirigente a la partida por berrinchudo del primero, 3) Margarito Ruiz Hernández postulado por el Grupo Margaritas, y 4) Carlos Esquinca, que sólo cuenta con la venia del diputado Saraín Osorio y la mayonesa Clemente.
Por eso insisto: el PRD es único. Se come solo. Es como una culebra que se engulle su cola, y luego lo demás, hasta que desaparece.
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