Yo voté por Andrés Manuel López Obrador. Como millones de mexicanos, tengo una sola certeza: fue víctima de un fraude electoral muy moderno, producto de una elección de estado. Pero hasta ahí.
De hecho, muchos millones de mexicanos tenemos esta certeza: nos quitaron a nuestro presidente, en base a una guerra sucia de radio y televisión y al uso de recursos públicos, así como la fuerza del presidencialismo mexicano, puesta al servicio de Felipe Calderón Hinojosa, reconocido así por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). Pero hasta ahí.
Porque a partir del “no ha lugar” del TEPJF a la demanda de nulidad dee las elecciones federales, o del recuento voto por voto, casilla por casilla, de la elección presidencial, y de paso del reconocimiento del Presidente Electo, todo quedó concluido.
Sólo queda aceptar la realidad: tendremos una autoridad federal, conocida como Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, en la persona del responsable de la Guerra Sucia contra el PEJE.
Entonces, de nada sirve el ungimiento de AMLO como “Presidente Legítimo” este 20 de noviembre. La elección federal es ya cosa juzgada. Le haga como le haga.
El del “Cuñado Incómodo” gobernará, si otra cosa no sucede, los próximos 6 años, y AMLO sólo habrá de respirar por la herida, a pesar de los pesares.
Ya escurrirá tinta de las causas de la derrota lopezobradorista, aparte de lo ya escrito hasta estos momentos.
Pero, hoy, es preciso reconocer algunos datos estadísticos: AMLO desprestigia al PRD con sus actitudes revanchistas, contestatarias, desestabilizadoras y nihilistas. Si bien es cierto fue AMLO quien llevó al perredismo a ocupar la segunda fuerza política electoral en el escenario nacional, puede ser él mismo quien lo vuelva a reventar y lo mande a otro lejano tercer sitio, para las elecciones intermedias del 2009.
Inclusive es creíble y suena lógica la hipótesis por la cual se responsabiliza a AMLO de la derrota perredista en Tabasco en las elecciones de gobernador.
En cualquier caso, Calderón Hinojosa, aún con la determinación del TEPJF, contará con el desprecio de varios millones de mexicanos, aunque lo reconozcan como el mandatario, factual y legal.
Será el Presidente de Las Manos Sucias, de la Campaña del Odio, del Hermano Incómodo, etc, etc.
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