El regidor plurinominal del PRI en Comitán, Marco Antonio Morales Liévano, ha de querer proteger su imagen por algún proyecto político en mente. Quién sabe, en sus sueños guajiros pudiera estar pensando en la diputación federal o en la presidencia municipal, total, soñar no es pecado ni resulta oneroso, ahí tiene a su mujer apoyándolo desde una dependencia estatal para completar para sus gastos de "distinguido personaje político".
Digo esto porque primero dedicó una parte de su tiempo para hablar con el campesino (Víctor Guízar Pérez) que lo denunció de fraude, para intentar lavarse de culpas ante él, pero no sé si también para pagarle y devolverle la placa inferior a la esposa y el diente al joven “sholco”; sinceramente lo dudo.
Después, el regidor, para lavar su imagen mancillada, antes inmaculada, comenzó a despotricar en contra de los periodistas, reiterando que los periodistas son “verdaderos hijos de la chingada”, mientras que él es un santo e inocente político, casi beato.
Y para cerrar con broche de oro, cuando al día siguiente vio publicada su célebre intervención (“Periodistas, hijos de
Lo bueno es que no pudo haber comprado los ejemplares del Fronterizo del Sur que se mandan a Tuxtla, Teopisca, Las Rosas, Socoltenango, Las Margaritas, Chicomuselo,
El señor, a pesar de haber defendido algún día la frase “libre por la palabra libre”, e inclusive de haberla pronunciado varias veces con vehemencia, con esas “medidas” está conculcando el derecho a la información de los comitecos. Bueno, también el de las comitecas.
Pero, lo último de este señor, también resulta bueno, porque ahora por decreto o “bando” de "regidor", los periodistas pasan de ser unos verdaderos "hijos de la chingada" a ser "chuchos con dueño".
Así calificó Morales Liévano a los comunicadores: "chuchos con dueño", esto es igual a "perros con dueño", por si alguno quisiera no entender la jerga comiteca.
Sus palabras fueron más o menos las siguientes: "Los periodistas no son más que unos chuchos con dueño, obedecen a un amo, pero no hay por qué preocuparse, porque los matanceros de hoy serán las reses de mañana".
Y volvió a decirlo con énfasis de orador, a propósito del Concurso Nacional de Oratoria que se desarrolla en Comitán, y con objeto de que se escuchara muy lejos y claro.
Ante esta declaración, el propio Morales Liévano se autonombra "reses de hoy", algo así como una "vaca" o un "toro" comiteco, pero de hoy.
Como res, considera que los "chuchos" lo andan haciendo pedazos, por órdenes de algún "matancero".
Pero, oh Dios Bendito y Santísimo Dr. Belisario Domínguez, la vida es como la rueda de la fortuna, según la cosmovisión del político comiteco, y considera que, si bien por ahora le toca ser "vaca" o "toro", muy pronto (quizá unos cinco años) él será "matancero", y eso ocurrirá cuando él sea presidente municipal de Comitán de Domínguez.
Asume, de esta manera, que cuando él sea presidente municipal va a cobrar venganza de todas las críticas que ahora le hace la prensa comiteca.
Entonces, dentro de cinco años, Morales Liévano será "matancero" y que cada quien se imagine quiénes serán las "reses" y cómo serán “despedazadas” en su momento.
Cabe señalar, sin embargo, que las notas publicadas llevan sustento, y responden a denuncias concretas, de gente que tiene un nombre, apellidos y domicilio, y dan a conocer una inconformidad legítima, dejaron grabada su voz y posaron para la cámara fotográfica, porque fueron víctimas de fraude, porque consideran una injusticia que alguien le prometa que le va a componer su placa dental inferior y se la lleva para siempre, dejando a la persona sin su prótesis que servía para masticar alimentos, además del dinero embolsado.
Por si fuera poco, las notas y columnas llevan firma, y los "arribafirmantes" de las publicaciones son (somos) localizables, tienen (tenemos) un domicilio, correos electrónicos y números de celular que aparecen en los periódicos que los coberturan.
Entonces, somos de carne y hueso, y estamos sujetos a la ley, nos puede el señor demandar civilmente (le ahorro el trabajo de pasar al Ministerio Público, ya que ahí no procede) para que paguemos si acaso hemos cometido algún delito. Nos ajustamos al estado de derecho, pero igual nos atenemos a las consecuencias de la furia de un matancero de reses o de perros.
Cabe recordar un párrafo de Belisario Domínguez en aquel histórico discurso, a propósito de reses.
“Penetrad en vosotros mismos, señores, y resolved esta pregunta: ¿Qué se diría a la tripulación de un gran navío que en la más violenta tempestad y en un mar proceloso, nombrara piloto a un carnicero que, sin ningún conocimiento náutico navegara por primera vez y no tuviera más recomendación que la de haber traicionado y asesinado al capitán del barco?”.
El prócer de la nación, el comiteco libre por la palabra libre, se refería al matancero Victoriano Huerta, de quien dijo “es un soldado sanguinario y feroz, que asesina sin vacilación ni escrúpulo a todo aquél que le sirve de obstáculo. ¡No importa, señores! La patria os exige que cumpláis con vuestro deber, aun con el peligro y aun con la seguridad de perder la existencia. Si en vuestra ansiedad de volver a ver reinar la paz en
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