Líderes políticos y sociales atacan duramente a la prensa. Llenan su boca de verborrea humeante y agresiva: “Periodistas hijos de la chingada” y “Periodistas son perros con dueño” fueron las célebres frases de Marco Antonio Morales Liévano, regidor plurinominal del Partido Revolucionario Institucional en Comitán. “Prensa vendida, huertista y chayotera” fueron las palabras de Martín Javier Hernández Rojas, líder de la Organización Democrática Independiente de Comitán (ODIC), también de esta ciudad chiapaneca.
Lo cierto es que ambos necesitan de los medios de comunicación, para lograr sus fines.
En el caso de Morales Liévano comenzó a endilgarle descalificativos porque se sintió agredido, él quisiera que nadie dijera nada en su contra, que las denuncias se guarden en las grabadoras y las fotos de los denunciantes queden en los archivos. “Calladitos se ven más bonitos”, piensa.
En el caso de Hernández Rojas ataca porque quisiera que todo cuando dice en contra de la administración se publique, a pesar de sus propias actitudes de sobradez y menosprecio a los periodistas. No le corresponde la bandera de la libre expresión, a él lo toca pelear por la libertad de manifestación, pero sí le afecta que no le publiquen, porque entonces su manifestación no trasciende.
En Comitán, el líder de la ODIC se asimila como el insigne, ilustre, glorioso, notorio, conspicuo y notable varón que lucha por la dignidad y la libre expresión. Un Belisario-Domínguez-Palencia Hernández Rojas, nada más y nada menos.
Está bien que tenga su autoestima alta, es mucho mejor que caer en estados depresivos por baja evaluación de sí mismo. Pero de eso a menospreciar a terceros debiera haber cierta distancia. Un poco de mesura le haría bien.
Lo cierto es que, aquí y en todas partes, políticos y líderes sociales requieren de los servicios de la prensa. Los primeros para encumbrarse en el poder, los segundos para colgarse de los que se encumbran en el poder.
¿Cómo utilizan los políticos a los medios de comunicación? Difundiendo sus acciones o posicionamientos, comprando impunidad y pagando por ambas cosas. Y la prensa sí les publica, pero les cobra.
¿Cómo utilizan los líderes sociales a los medios de comunicación? Difundiendo sus movilizaciones y denuncias, sin pagar por ello. Y la prensa sí les publica, pero no les cobra, porque una denuncia de “equis líder” es fuente de noticias. Las movilizaciones y denuncias atraen la atención de los lectores (y las lectoras), se venden solas. De ahí que no tengan la necesidad de pagarle nada a los reporteros o sus empresas, e inclusive se les busca para tener la nota. Así, tendiendo esa cobertura gratis, logran sus fines.
Pero, oh desgracia, sus fines, lamentablemente, no son luchar por las causas que señalan en sus declaraciones. Esas causas son sólo banderas que enarbolan, pero que no asumen; sus fines son, en realidad, alcanzar el presupuesto, colgarse de los que se encumbran en el poder, y eventualmente llegar a él, convertirse en presidentes, regidores, legisladores o administradores. Lo que sea es bueno.
Un caso muy concreto es el líder del FRELUM en Comitán, Roque Luis Gordillo, quien es ya es regidor y disfruta en partida doble de canongías. Otro igualmente tangible es José Antonio Vázquez Hernández "El Camarón", quien ya fue alcalde, gracias a la supuesta lucha social. Legisladores que llegaron como "ganancia" que resulta de la lucha social hay muchos, entre ellos Luis Hernández Cruz, Saraín Osorio Espinosa, y los actuales: Corazón Gómez Consuegra, Miguel Ángel Vázquez Herández, Jorge Enrique Hernández Bielma y muchos más. Y de administradores ni digamos, la lista es enorme, desde directores o secretarios municipales hasta flamantes secretarios de estado.
Cualquier rato Martín Javier Hernández Rojas será candidato a diputado, y ya ha sido precandidato.
Si bien es cierto que mantienen a un grupo “encampanado” con su “liderazgo” y algunas conquistas les alcanzan a beneficiar, también es cierto que de ahí sacan su propia “rebanada”; pero como son miles de “rebanadas”, se quedan con la mejor parte. Los líderes sociales que más aglutinan o tienen militantes más aguerridos, más presionan e intimidan, y más “rebanadas” acuñan.
Pero la cosa no termina con las “rebanadas”, va mucho más allá: los líderes sociales alcanzan “apoyos” económicos de las administraciones, les dan “chayotes”, dinero en efectivo, becas, prebendas, les pagan el teléfono o celulares, o los recargan mensualmente de créditos. Y de eso no dan factura, por cierto. Por tanto, no pagan impuestos, son evasores fiscales.
Por eso todos pueden erigirse dignos e impolutos luchadores sociales, nadie puede comprobarles que reciban buena lana y todo lo que se diga de ellos queda en secretos a voces, a menos que se ventaneen entre sí, siempre utilizando a los medios.
Pero es evidente que no disfrutan de las mismas comodidades, billeteras y vehículos los líderes sociales que cualquiera de sus representados, porque es obvio que el que reparte se queda con la mejor parte.
Por eso, también los líderes sociales utilizan a la prensa e inclusive les han copiado a los políticos el tratamiento de aquellos a los representantes de la prensa: invitarlos a desayunar, comer o cenar; habrá quiénes no desayunen en su casa, pero lo más seguro es que sea por no levantarse temprano, no porque anden muriendo de hambre.
Ya los dirigentes sociales hacen sus conferencias de prensa acompañados de bocadillos, y asumen que “dándole de comer” a los reporteros, ya tienen ganada la nota a su favor o en contra de algún gobierno.
Ante todo ello, cada vez está tomando mayor fuerza en los medios de comunicación la idea de pasarles la factura a los líderes sociales que quieran anunciarse o promover su supuesta lucha. Que paguen el desayuno a los comunicadores, como siempre lo han venido haciendo, pero que pasen a facturar a la administración de las redacciones o no les publican nada.
Porque, después de logrados sus fines, es decir, luego de conseguir sus “rebanadas” y “dinero en efectivo sin extender facturas foliadas”, se quedan “calladitos”, se convierten en “comparsa”, dejan de hacer movilizaciones o sólo hacen como que “luchan”, nomás para taparle el ojo al macho.
¿Y la prensa? Ahí se queda sin conseguir la nota, buscando sólo la policíaca o roja.
En resumen, los líderes sociales también son “chayoteros”, nomás que no dan factura. Con razón de pronto se les ve siendo “tan amigos” de los presidentes, secretarios o gobernadores.
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