Miguel Morales Vives ya está cambiando de rumbo.
En lugar de venir a la “zonaja” comiteca a "disfrutar de la vida" anda dirigiendo sus pasos con rumbo a Socoltenango.
Por fortuna ahí hay varios ejidos tzimolenses que requieren su intervención y apoyo.
Ah, pero se queda a medio camino, en San Vicente
Por lo menos así disminuye sus probabilidades de adquirir alguna enfermedad venérea, que es el riesgo mayor, pues los "gorritos" no son ninguna garantía, o al menos no al cien por ciento, suelen fallar, me consta.
Una educadora anda atrayendo sus pasos y cambiando de rumbo el volante de su camioneta. Ella trabaja allá, en
Y, bueno, Miguel es un ser humano, débil como todos los varones de la tierra, y sucumbe ante la belleza.
Otro varón débil es su síndico
Otro chico “débil” muy débil ante el género femenino es el síndico de Tzimol, René Hernández Aguilar.
Es, quizá, el más débil de los representantes del género masculino, al menos en Tzimol.
El señor andaba bien con su mujercita y sus hijos, todo un chico decente, casi beato, qué digo beato, era un santo el hombre, en verdad.
Pero, oh benditas mujeres del mal, que todo lo echan a perder, cosa que comenzó cuando al Adán le pusieron su Eva.
Bueno, al René le pusieron su Sonia en el Partido del Trabajo (PT), según que para su secretaria, y ahí comenzó su perdición.
Como la chica estaba exuberante no salía de ahí el tipo, perdidamente enamorado, y comenzó a flirtear con ella, hasta que terminó embarazándola. Ya la criatura va creciendo y le sacó el pinto y el parado.
Pero, llega la campaña y aparece otra musa: la regidora Flor de María Vázquez Méndez, igualmente atractiva, como toda mujer tzimolense.
Ellos iniciaron una bonita relación desde la campaña, con la debida y necesaria discreción, y sólo con ocasionales accidentes o “descuidos”.
Ahora, sin embargo, ya no necesitan esconderse, hasta parece que los dos tienen la misma comisión: la de Protección Civil, pues andan en la camioneta asignada a esa dirección.
Ahora se le anda torciendo la manita
Pero lo último, que no habíamos difundido como debe ser, fueron las últimas manifestaciones del René Hernández Aguilar, a quien parece que se le anda volteando el calcetín.
¿Cómo se le ocurre mandarle besos al David Tavernier?
Y, lo peor, delante la mujer del Tavernier.
En qué broncas metió el Síndico Municipal al jefe de redacción del Fronterizo del Sur.
Por lo menos hubiera sido más discreto.
No que lo hizo delante mucha gente, y sobre todo delante la esposa del colega.
La señora, obviamente, comenzó a cuestionar duramente a su esposo, exigiéndole una explicación lógica.
“No puede ser, David, eso no se vale, debieras pensar en los valores de la familia, jamás pensé que tú…”, bueno, fue terrible el sermón.
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