Ah, qué triste se ve su cara de
¿Qué he hecho? ¿Qué he hecho? Dios mío, ¿por qué nos está pasando todo esto?, pensaba la señora originaria de Santa Apolonia.
Tan felices que eran antes de llegar al poder, como que aquello de
Está tan embrujada, que más tardan en romperle los candados que en volvérselos a poner, y así el pueblo comalapense está sin gobierno, sin rumbo, sin ley.
Dos cosas deben seguir funcionando, aunque no tengan un Ayuntamiento en funciones:
Las secretarias pueden seguir de vacaciones, total, no hay Presidente.
Y los colaboradores de éste no saben dónde meterse, salvo una excepción: el Hugo Eduardo de León Galindo, presunto politólogo. ¿De veras? ¿Sabrá escribir un párrafo de politología?
¿Por lo menos escribir? Si da pena ajena escucharlo hablar, solamente nos deja la convicción de que con dinero baila el perro, o se convierten en tales, como es el caso de Hugo Eduardo.
Este compa decidió convertirse en el héroe iranista de la película donde al canalla mayor simplemente no le importa lo que está pasando en el municipio al que llegó a gobernar durante escasos días, gracias a que la oposición se dividió y pusieron como candidato perredista a un pobre candidato que no tuvo ni para conquistar el voto de su propio hermano (Adrián "El Chilero", que también está recibiendo amplios beneficios gracias a su amigo Irán Mérida), menos el de los campesinos de la zona de riego.
Y sí que es valiente, porque aun sin haber publicado la columna "En Caliente", pero adelantándose a los hechos (ya que la leyó primero en mi blog www.en-caliente.com), me mandó solicitar su derecho de réplica.
"Sí soy politólogo, cómo no", me dijo.
"Tengo hecha una licenciatura en Ciencias Políticas y doctorados en…", ya ni alcancé a escuchar de cuántos títulos académicos y honoríficos ha sido merecedor, porque a mi celular se le acababa la pila.
Y, la verdad, qué bueno que se ande superando el tipo, porque antes, según me contó un ex diputado local comalapense, de mi estatura, por cierto, es que este "New-Politólogo" vendía ropa en el mercado de Comalapa, por cierto que sabía ofrecer muy bien vestidos de popelina, faldas de tuzor, pantalones de terlenca y calzones con corazoncitos.
Su centro de operaciones eran las calles del Mercado Municipal, todo un vendedor ambulante, desde donde comenzó a estudiar para posteriormente saltar a politólogo.
Ahora, el señor, está ofreciendo sus servicios de politólogo o "asesor" a los candidatos a
Los aspirantes a los que hoy está ofreciendo sus servicios de asesoría en politología son Calvo Ramírez Aguilar, el Doctor Franco y el chilero Adrián Santiago Guillén, aunque nadie ha aceptado pagarle un céntimo, excepción hecha de Irán Mérida, quien lo tiene como calzón de meretriz: para arriba y para abajo.
En realidad, lo que necesitan los gobernantes comalapenses no es un superasesor politólogo, sino algo más.
Lo que Irán Mérida y su prima Altuzar Mérida requieren urgentemente es una "limpia", porque ni bien salen de una, se meten en otra, y ahora la vorágine parece no tener fin.
El Fronterizo y esta columna sólo le piden al Presidente Municipal de Comalapa que, junto a la "limpia" que sugiero vayan a hacerse con el pastor Cash Luna o con los Hermanos Lucianos, también tomen por lo menos una decisión inteligente en sus escasos días de gobierno: construir un relleno sanitario con vida para 30 años, para que ya acabe la terrible contaminación que están dejando correr a los ríos chiapanecos.
Por cierto, el Doctor Superasesor me citó para el próximo viernes en un céntrico restaurante comalapense.
Quiere derecho de réplica, y que vaya a entrevistarlo ahí. Me ofrece una coca-cola con hielos. A ver si nos entendemos.
No vaya a ocurrir como con su amigo y asesorado Irán Guanerges, quien me invitó a comer tacos con caca allá en tacos Chuy, obviamente no acepté, aunque sirvió para echar la platicada, y escuchar su oferta económica para acallar la crítica y que mi columna le hiciera algunos comentarios donde se dijera que es el mejor, que como él no hay dos.
Pero no hay tos, ahí nos veremos el viernes, no hay ningún problema, pero en lugar de recibir su coca-cola con hielos llevaré mi "posh" comiteco o del charrito que me ofreció el Charrinel Alvarado Villatoro en ocasión de otra plática inconclusa, mucho mejor que el pan de muerto que también me ofreció el que cree que los periodistas somos perros con dueño y también hijos de la chingada, es decir, el comiteco Marco Antonio Morales Liévano.
Que venga el diálogo, si somos gente civilizada, aunque también provengamos de la serrana ranchería El Plan, donde se come rico chipilín, caldo de jute, hierbamora, tamal de "toropinto" envuelto con hoja de "plantía" de guineo, etc. Fsur.