A Rosy Guadalupe Pérez le va afectar la partida de varios perredistas hacia distintos partidos políticos.
La mataviejitas se fue al PRI, a apoyar a Roberto Albores Gleason.
El profesor Martín Pompilio se a apoyar al doctor Roberto Gómez Alfaro, del PT-Convergencia.
El Víctor Gamboa de Tzimol, el músico Daniel Sánchez Martínez y el regidor plurinominal perredista de Trinitaria (ex candidato a la presidencia municipal) se fueron a apoyar al PAN de Patricia Armendáriz.
Son muchos votos tránsfugas, del PRD hacia otros proyectos políticos.
¿Por qué se irían?
La lista, en realidad, es mucho mayor que la asentada en estas líneas, pero no hace falta, porque ese no es el tema.
La pregunta es, ¿qué va a ser de ellos después de la elección?
¿Van a seguir tan tranquilos como siempre, con su credencial de perredistas? ¿No ameritan una expulsión? ¿Tendrán la cara de volver a presentarse como candidatos a “algo” después de esa traición?
Bueno, no sería traición si, de frente, hubieran hecho pública su renuncia al Sol Azteca y, luego, irse a sumar su energía a los otros candidatos.
Pero no hemos sabido nada de eso.
De todos modos también la candidata Rosy Pérez debiera explicarnos cuál es su militancia, si hoy es candidata perredista y hace pocos años fue candidata panista. ¿Qué ondas?
Por cierto, ¿cómo irá la demanda penal en mi contra por el delito de “chantaje” y lo que resulte que la candidata perredista anunció en varios medios de comunicación?
Ojalá tenga éxito en ese y otros propósitos la abanderada perredista.
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