viernes, junio 05, 2009

¿Quién va a ganar en el Distrito VIII?


Arnoldo Hernández Mérida, candidato del partido Nueva Alianza, el partido de Elba Esther Gordillo, no compite para ganar la elección federal por el VIII Distrito. Su proyecto es otro, pero ahí está, haciendo talacha, dando la pelea. En realidad, tiene mucho más futuro como dueño del Instituto de Estudios Superiores de la Frontera Sur. El partido que lo postula es muy insignificante.


Roberto Gómez Alfaro, candidato de los partidos Convergencia y del Trabajo (PT), tampoco aspira a ganar, sino a mantener el estatus de esos partidos pequeños, que pretenden dejar de serlo con el apoyo del ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador. La principal fortaleza del doctor Gómez Alfaro es su capital moral, incuestionable. No será suficiente.


Rosy Guadalupe Pérez va postulada por el PRD, una designación sorpresiva, colocada ahí por “cuota de género”. Aspira a no perder el segundo lugar que tradicionalmente ha ocupado el perredismo en el Distrito VIII. Su principal fortaleza es la estructura del Sol Azteca, que en este distrito tiene cuatro municipios gobernando, entre ellos Chicomuselo, La Independencia, Tzimol, Socoltenango. A ver si esa estructura le permite mantenerse en el segundo lugar.


Patricia Armendáriz va por el PAN, que nunca ha figurado en este distrito, pero también aspira a la segunda posición. La fuerza de su candidatura le ha valido la atracción de votos perredistas. Su principal fortaleza es el capital intelectual de la candidata, aunque se observa también un destacado equipo de campaña y recursos financieros importantes. De ahí el empuje y la presencia que se observan en la abanderada blanquiazul. Pudiera dar la sorpresa y, viniendo de muy atrás, rebasar al perredismo, aunque, obviamente, ella, como los demás aspirantes, piensa en el triunfo el próximo 5 de julio.


Roberto Albores Gleason tiene en su haber varios factores de su lado. El primero de ellos es el haber surgido como candidato de unidad; cuando los otros aspirantes a la candidatura vieron que iba el “diablillo”, nadie se atrevió a hacerle sombra. Pintaba como el candidato idóneo dentro del PRI, cualquier otro corría el riesgo de perder, considerando que en el Distrito VIII el PRI sólo tiene en su poder dos ayuntamientos: el de Bella Vista y el de Frontera Comalapa. El otro factor de su lado es el capital político heredado de su padre, el ex gobernador Roberto Albores Guillén; imposible que pase desapercibido. De alguna manera esa fortaleza genera una inercia favorable, triunfadora, atrayendo, por lo mismo, otro factor determinante: el económico, que va a jugar un papel importante. De ahí su presencia avasalladora. La otra causal, que será determinante para el triunfo, es la estructura partidista. Es el único partido que cuenta con un voto duro (demasiado duro) en todos los municipios de este distrito, y una enorme cantidad de operadores políticos en cada ejido. Ni quién dude que será el próximo diputado federal del VIII Distrito, aunque de por sí el PRI mantiene a nivel nacional una inercia ganadora para esta elección federal; éste será uno más de sus triunfos. Por si fuera poco, el PVEM de Comitán y La Trinitaria emprendieron interesante pelea por ganarle al PRI en número de votos, pero todos los que sume serán a favor de Albores Gleason. Y conste que son dos municipios que aportan una importantísima cantidad de sufragios.

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