Lo ocurrido a este enclenque tecleador en el evento de los Cien Días de Gestión del alcalde Miguel Ángel Morales Vives, de Tzimol, fue un craso error del presidente, algo así como una novatada. ¿Policías contra un reportero? ¿Evitar que entrara a escuchar su informe? ¿Pues qué esconde? Algo muy negro ha de haber que no quiere que un periodista crítico vea ni escuche. Bueno, allá él, pero, insisto, fue una torpeza.
Porque aun siendo el más intolerante de todos los alcaldes de la región fronteriza, se le debió alumbrar el foco, o a alguno de sus colaboradores.
¿Cómo está eso de lanzar a los policías encima de mi pobre cuerpo para evitar que yo entrara al evento donde sí pudieron ingresar otros periodistas y decenas de personas más, de diversas latitudes?
Ah, torpe, torpe. Tonto, tonto. Mentecato, mentecato. Pobre, pobre.
La verdad que eso del ejercicio del poder no es cosa fácil, sino harto complicada.
Requiere sensibilidad e inteligencia. Y mucha tolerancia. Mi amigo Miguel Ángel reprobó en las tres asignaturas.
Hay gente mala como un servidor que todo critica, que todo lo publica, y los pobrecitos alcaldes tienen que hacer de tripa corazón, o madrearme con sus policías, mandarme matar, o lo que quieran.
Aunque, les informo, aun muerto, yo les daría mucha lata, porque ahí tengo mis cartas póstumas por cada enemigo metido en la bolsa.
Y es que no puedo hacer otra cosa si no se lo merecen, de verdad.
Si hacen alguna cosa buena, digamos, construir un puente, es su obligación, para eso les pagan, es más, debieran hacerlo sin su consabido chayote o diezmo, para que la obra alcanzara para más gente o fuera más grande y de mayor impacto.
Y si no lo hacen, ahí aparezco yo, jodiéndoles la maternidad con lo que publico.
Pero de publicar no paso. Y ninguna publicación puede hacerles daño físico, en todo caso sólo los paso a molestar y les cambio durante algunos minutos el sabor de boca, amargándoles el desayuno, es todo, y eso se resuelve comiendo hierbamora, chipilín, caldo de caracol, etc., y, claro, una cerveza fría.
Es más, si lo que digo es mentira que expongan sus pruebas y me desmientan, que me pongan en evidencia.
O si caigo en la difamación, la mentira y la calumnia ahí están las leyes. Que me demanden, venga, ¿qué no existen los ministerios de justicia? Ah, mentecatos.
Bueno, pero no me refiero a todos, sino al Miguel Ángel Morales Vives concretamente, que ni con policías me pudo detener.
Al final de los codazos y empujones, aunque sea vía la intervención del Delegado de Gobierno en la región fronteriza, yo sí entré al evento. Gracias, por cierto, amigo Cossío, no cabe Duda, Sabines tiene a un inteligente y trabajador Delegado en Comitán.
Ahora bien, que yo decidí salirme solo, por mi gusto y por mi pie, del recinto, fue en señal de protesta a la actitud de humillación de su asesor, Severino Sánchez López, quien quiso maniatarme y ponerle cortapisas a mi actividad.
No señor, un periodista es un agente libre, constitucionalmente libre, no pueden ponerle ni mordazas ni sogas en los pies, ni en la boca, ni en el falo, en ningún lado.
O entra y se para donde quiera, o no entra.
Claro, para efectos de organización los gobiernos luego colocan un "corral de la ignominia", que en la parte media dice "PRENSA", y ahí nos confinan, para tomar las fotos desde ahí y grabar nuestros audios y echarle una espiada a todo lo que sea criticable.
Bueno, hasta eso se vale, pero a ese corral nos lleva una edecán, guapa y sensual, de minifalda, erótica, pues, y cualquier varón bien nacido se derrite porque una chica así nos lleve a donde quiera, aunque sea al "corral de la ignominia".
Pero, ¿policías? Ah, tontito Miguel, Diosito no te dio sesos, sino dejó en tu cabeza pura materia en descomposición.
Los "polis", por supuesto, no tienen culpa alguna, absolutamente nada.
Y así se los hice saber: "Ustedes obedecen órdenes, y si no las obedecen pierden su trabajo y su familia quedará en el desamparo, sin comida y quizá sin techo. Así que denle, échenle, no hay tos, de mí para ustedes no habrá resentimiento ni odio y ni siquiera una nota periodística en su contra. La bronca es y seguirá siendo contra su alcalde. Esto es entre Miguel y yo, punto".
Dicho esto me lancé hacia el interior del recinto donde ya iniciaba el evento. Y fue ahí donde comenzó el escándalo, los flashes, etc.
Ahora ya todo Chiapas sabe que Tzimol tiene un presidente municipal perredista, pero intolerante y represor. ¡Vaya cambio! "Un gobierno nuevo para ti", es el lema. Muy bien. Nadie puede negar que sea nuevo, al contrario, es inevitablemente nuevo, tanto que comete muchas novatadas.
GRACIAS POR LA SOLIDARIDAD, HACIA MI Y HACIA EL ALCALDE
Lo único que sí me afectó fue la actitud de la reportera Dalia Villatoro, quien se enteró que un compañero de Seguridad Nacional cubrió la nota de las agresiones del presidente municipal en mi contra.
Cuando tuvo la oportunidad, fue a amenazar al compañero que fue solidario conmigo en el momento más difícil, para decirle que lo denunciaría ante sus jefes. Como quien dice, ella está de parte del alcalde agresor, por eso no toleró que alguien se acercara a ayudarme.
Sólo cabe aclarar que el compañero de seguridad nacional únicamente cubrió el incidente, para su sistema de información, tomando notas y fotos de a quién estaban agrediendo los policías y con qué argumentos. Si de paso, ante los empujones y codazos, a petición mía tomó mi cámara para que no la hicieran pedazos los guaruras municipales, y eso es causa de que se le acuse de algo, pues adelante. No puedo hacer nada, salvo solidarizarme con el amigo que fue solidario primero conmigo.
A todos los y las colegas que han externado su solidaridad por las agresiones en mi contra, mil gracias. Ya tendré la oportunidad de agradecerlo personalmente.
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