Hay que evitar la Reelección en Chiapas

Si pasa la reforma electoral que recientemente aprobó el Congreso del Estado de Chiapas, y, conforme esa iniciativa, en el 2010 no se realizarán elecciones a alcaldes en los 118 municipios chiapanecos, será muy importante cuidar varios aspectos para que no se dé la reelección y, sobre todo, para garantizar la gobernabilidad en el estado.

Evidentemente no será un proceso democrático el que decida quién gobernará los 19 meses que le corresponda a los Concejos Municipales en las 118 demarcaciones chiapanecas.

Todo lo decidirá un par de dedos, cuando mucho, y, claro, la protocolización que confirme esa “decisión dedocrática” en el Congreso del Estado, con 40 votos, o menos.

Pero hay que garantizar la gobernabilidad en la entidad, y si no hay de otra, que ese par de dedos tome la determinación correspondiente, pero que por favor tome en consideración el principio de no reelección ni cosa que se le parezca.
Y la frase “ni cosa que se le parezca” es el principal punto que se debe debatir, porque hay tantas maneras de reelegirse, que no sólo imponiendo a la misma persona, o los mismos apellidos.

Quizá la principal consideración que deba hacer “el par de dedos” que decidan los destinos de los 118 municipios chiapanecos es que NO no NO debe ponerse como presidente del concejo municipal a un allegado al presidente municipal.

Y con mayor razón si en un municipio hay signos de ingobernabilidad, o fuertes inconformidades de la población.

Quizá, sí, las autoridades estatales vayan a tenerle cierta “atención” a algunos alcaldes en funciones, donde hayan fuertes lazos de amistad y compromisos establecidos, pero aún ahí la decisión del futuro de esos municipios debe tomarse con pinzas.

Chiapas no está para bollos, y hay municipios demasiado calientes, con mucha tensión social, casi llegando al rojo vivo.

Ahí es altamente probable que el alcalde se la haya pasado robando el dinero del pueblo, y en lugar de preguntarle a quién quiere para sucederlo hay que hurgar cuánto dinero tiene debajo de su colchón, auditarle todo, y en caso de encontrarlo culpable de desvío de recursos meterlo a la cárcel.

De preferencia será mejor evitar que se repitan los apellidos de siempre, para que no siga la inmovilidad social y el fortalecimiento de los mismos cacicazgos.
Los apellidos que más se repiten en cada municipio corresponden a los cacicazgos que se han venido construyendo a lo largo de la historia.
En Altamirano, por ejemplo, los apellidos que más se han repetido son Pinto y Kanter.
En Comitán: Domínguez y Ortiz
En Trinitaria. Argüello, Figueroa, Pulido, Guillén y, hasta el hartazgo, Gordillo.
En Tzimol se reiteran Figueroa y Gordillo, este último hasta el cansancio.
En Las Margaritas los apellidos Aguilar, Culebro y Guillén.
En La Independencia han reinado los Aguilar, Alfaro, Hernández, López y Velasco.
En Comalapa los García, Gordillo, López y Melgar.
En Chicomuselo los Flores, García y Gordillo.
En Socoltenango los Avendaño, Culebro, Mandujano, Mazariegos y Ruiz.
En Tuxtla los Araujo y Cancino.
En Motozintla los Castellanos, Mayorga y Melgar.
En La Grandeza los Reyes, Roblero y González.
En Siltepec los Chávez, González, Ramírez y Pérez.
En Tapachula los Córdova y Cruz.
En San Cristóbal de Las Casas los Ruiz, Velasco y Ochoa.
En Bella Vista los Gálvez, González y Rodríguez.
En Las Rosas los Robles, Díaz, Villatoro y Ruiz.


Estas familias, las de estos apellidos tan socorridos, han sido las responsables de la situación actual que viven los municipios.
Quizá deban ser los apellidos que, por lo mismo, debieran ser descartados de los Concejos Municipales.
Digo quizá, porque algunos apellidos que no se repiten han estado en los ayuntamientos y han hecho el peor de los papeles.
En cualquier caso, habrá que evitar la reelección, y en el caso de que el Congreso se equivoque y elija a una persona que no sepa gobernar, sino abrir campos de guerra en su municipio, que simplemente lo haga a un lado, y no actúen como los ineptos alcaldes actuales, quienes por ser constitucionales, parecen ser inamovibles, no obstante que han demostrado su total incapacidad para dirigir los destinos de su pueblo.