Será coincidencia, pero en la región fronteriza los alcaldes que más problemas tienen son aquellos que no tienen mujer o están divorciados de la que algún día tuvieron. Irán Mérida fue abandonado por su mujer por bolo y mujeriego y vive actualmente con cualquiera que le aperture los miembros inferiores, mientras que a José Domingo Argüello Ruiz su esposa le vio la cara, le puso los cuernos con uno de sus vaqueros, y también vive solo, sin freno de mano.
Y estos dos alcaldes, de Comalapa y Las Rosas, respectivamente, son los que de plano no logran estabilizar sus municipios, viven a salto de mata, escondiéndose del pueblo, y llevan meses sin siquiera mirar sus oficinas. De hecho están a punto de caer.
O sea, nada que ver con el Fronterizo del Sur, pues no somos factor de ingobernabilidad, antes bien lamentamos que a esos dos pueblos les esté yendo tan mal, aunque lo único que podemos hacer es denunciar las tropelías de su alcalde, no obligarlos a cambiar.
Pero, reitero, los dos alcaldes carecen de freno de mano. Los dos andan del tingo al tango, metiéndose sin permiso a cada jardinera, cortando las flores más bellas para ir dejándolas tiradas, luego de pisoteadas.
Cierto, todos los alcaldes enfrentan problemáticas, no hay presupuesto que alcance para resolverlo todo, pero no todos andan sufriendo como estos dos alcaldes solterones, por lo que podemos asegurar que si algo les ha hecho falta para hacer las cosas bien, es tener una familia, que los obligue a ser más responsables.
Todo alcalde, antes que tener la foto del gobernador en turno en sus oficinas, debiera tener la de su cónyuge e hijos, para que actúe como funcionario tan responsablemente como lo haría en su hogar, frente a su familia.
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