Volcó y murió por culpa de las lluvias

El Presidente Municipal de Frontera Comalapa, Irán Guanerges Mérida Matamoros, estaba tan ocupado en los preparativos de su cumpleaños, que ni siquiera se enteró que familiares de Teodoro Vicente Pérez De León, originario de Frontera Comalapa, acudieron a solicitarle su apoyo para enterrarlo, ya que había fallecido horas antes, por culpa de las lluvias.

Don Teodoro Vicente, de 70 años de edad, conducía solo una toyota color azul sin placas, en el tramo Chamic-Tamaulipas, a la altura del ejido Sinaloa, pero por la intensidad de las lluvias su camioneta salió de la carretera, quedando muerto en el lugar, a escasos dos metros de la toyota que conducía.

El agua que dificultaba la visibilidad y el agua que hizo que su carro comenzara a zigzaguear hicieron que saliera de la cinta asfáltica.

A consecuencia del impacto él sufrió una herida en la cabeza de 5 a 6 cm que probablemente le ocasionó la muerte, por lo que horas más tarde acudieron al lugar los agentes del MP del fuero común de Comalapa para dar fe de los hechos.

Y mientras la camioneta fue llevada al corralón, el cuerpo de Don Teodoro Vicente fue conducido al Semefo para hacerle la necropsia de rigor, para después ser entregado a sus familiares, quienes pensaron que podrían recibir apoyo del ayuntamiento, sin que tal cosa pudiera ocurrir, debido a que el alcalde andaba ocupado en los festejos de su cumpleaños.

Bueno, también estaba ocupado en atender de lo lindo a las primeras damas de la región fronteriza, quienes fueron convidadas al festejo.

De hecho, el edil y la hermana de éste, Guillermina Mérida Matamoros, tuvieron casi un mes para planear y organizar el evento, de tal modo que hicieron coincidir la reunión mensual de las presidentas de los DIFs para que el festejo del cumpleañero y tiernito Irán Guanerges saliera a lo grande.



MAÑANITAS EN EL VILLALEY



Las primeras damas comenzaron a llegar al Villaley.

Doña Sofía Espinosa, la primera dama de Comitán, llegó puntual; a las 12 la de Trinitaria; la hija de Chemingo Argüello llegó un poquito tarde: a las 13 horas, y a la una y media llegó Guillermina Mérida Matamoros con su hermano (el edil) y la delegada estatal del DIF.

El evento que motivó la presencia de las primeras damas fue muy breve, nada más la exposición de unas fotografías de algunos programas en marcha, porque luego comenzó el festejo del cumpleaños.

Las mujeres, de hecho, trabajaron únicamente 45 minutos, en lugar de las 3 horas que normalmente han laborado en las otras sedes de las reuniones mensuales, cuando han acudido con deseos y agenda de trabajo.

Pero este era un día muy especial, y dejaron los problemas de la atención a las personas con discapacidad, las enfermedades de las abuelas y abuelos, de los enfermos, de los boleritos, etcétera, para otra ocasión, quizá hasta para dentro de un mes.

Una de las trabajadoras del DIF de Comalapa, a una señal de Guillermina Mérida, fue quien anunció el cumpleaños de Irán Guanerges Mérida

Y luego comenzaron las tradicionales mañanitas, las velitas en los pastelitos que le llevaron, con dinero del pueblo, obviamente.

-A la bio, a la bao, a la bimbomba, Irán, Guanerges, ra, ra, ra.

Pero las mujeres se pusieron generosas con el alcalde, otra vez con dinero del pueblo: le llevaron mariachi al presidente cumpleañero, con cuatro grupos. No todos los días cumple años un alcalde.

Mientras, una gran fila de comalapenses esperaba la oportunidad de solicitar audiencia, entre ellos los familiares del viejito muerto.

Ah, pero también llegó entró un grupo de campesinos encabezado por Enrique Robledo Molina, a quien le dijeron que la reunión de las primeras damas se había convertido en pachanga cumpleañera.

Robledo Molina llevaba una bolsa con documentos para entregárselo al edil, pero lo pararon las mujeres, le dijeron que esperara 30 minutos, que lo atenderían en la presidencia municipal.

Por eso, cuando los mariachis llegaron, el alcalde ya no pudo disfrutar aquella que tanto le gusta ver cantar: El mariachi loco quiere bailar.

La razón: se había ido a la Alberca Janitzio, en donde seguiría la pachanga, otra vez con dinero del pueblo, teniendo a centenares de invitados, la mayoría colaboradores.