Sr. Disraelí. Acá tiene UD. un trozo de verso en donde se me antojó esta mañana escribirla la suerte de mi brazo. No sé si hará mucho caso a esto. Siempre lo más humilde ha sido menospreciado. Yo sólo soy un estudiante de una de las pocas escuelas de este pueblo, con esto bastan motivos para que este escrito no llame su atención. Únicamente le envío estas letras para que UD. las lea. No es gran cosa y aunque lo fuese no estaría dispuesto malgastar .14209244837 mililitros de tinta para escribirlo. Pues verá UD. Sr. Disraelí, a su persona ni siquiera la conozco, desconozco sus señas y su paradero (y el interés por conocerlo es nulo). Me gustaría que contestara esta nota. Sé que no tiene motivos para hacerlo y ni yo para esperar eso de UD. Le envío esto sólo porque me pareció leer unas 56.42734123 veces en promedio su nombre como
periodista (al menos eso se espera de alguien que es DIR. de un periódico). UD. más que yo debe saber que más que el dinero, un reportero o periodista busca la información satisfactoria de las personas, no una moneda de nuestros bolsillos, mucho menos popularidad o algo así. Esto es informal. Como Comalapa dentro de México y como México en el mundo. Bien, eso es todo. Le dejo a sus expensas las siguientes letras a las cuales omití titulo alguno, no hallé mejor título que este pequeño prólogo.
atte.: My_Jack_k@hotmail.com
Desterrado del infierno, despojado de las nubes
de los atrios celestiales viene Irán desde el cieno de pobreza.
Sangre de mendigo, astucia de loco sultán, con todos los pensamientos
en común desorden un día con su pasión de poco patriota imitando
a todo un galán imbécil, forjó el poder como un arma a su cintura.
Desdicha del campesino priista. Galardón de asistentes de sexo y de morbo.
Comalapa, olor a burdel, fríos ojos ungidos con dulce sangre de niña, justicia ciega
¡En qué la has convertido Irán! ¡En feroz cueva de sicarios, en almacén de droga
y de sangre, en prostíbulo blasfemo de secretarias y primas,
en río púrpura de caos y de lujuria!
¿Cómo atontaste a tanta mujer, bellas por ser ingenuas?¿Qué porción de toloache
chamula les hiciste beber? ¡Cómo confundiste y esquivaste a Sabines!
Te admiro, Irán; Irán, te admiramos. No cualquier pendejo hace eso.
Santa Polonia se cubre el rostro de vergüenza y de rabia,
Comalapa te admira. ¡Oh, bravo! todos aplaudan a Comalapa, por lo menos allí todo
el ayuntamiento está unidos (Irán y los sicarios junto con las autoridades estatales).
Hermano Irán, has permitido que mueran más hermanos nuestros,
asesinados por hermanos tuyos. Te creíste dueño de todo, el palacio municipal fungió
como cama de adulterio, bajo la figura de Juárez cuantas veces así lo hiciste. Y aquí está
el campesino, allá están los burgueses, y mas allá están los niños, en el más allá está Dulce, el Comandante y otros que dejaron una vez, una triste vez la huella de su sangre
en las calles de este pueblo. ¿No vez la sangre náufraga que aruña los párpados
muertos de la justicia ciega? ¡Cuántas veces ha sofocado tu alma!
Patriotas, comalapenses, unamos nuestras treguas; hermanos hagamos de Comalapa
algo más que una frontera inexistente entre los narcos y nuestros líderes.
México no es Felipe, Comalapa no es Irán. México es yo, yo y tu, tu y yo somos Comalapa.
Tantos deben de pagar ¡Juárez lavó sangre con sangre! ¡La pena se lava con justicia!
¡Comalapenses, nuestra misericordia debe ser grande, pero también nuestra justicia!
Respuesta de Disraelí
Yack
Leí con atención tu carta.
La leí varias veces, pues me atrapó de fuerte manera.
Comalapa vive así, como tú la escribiste.
Yo también la encuentro en el limbo
O quizá mucho peor: en el infierno, gracias a Irán.
Y gracias también a quienes lo eligieron alcalde,
Y a quienes lo solapan y protegen desde el poder.
Pobre Comalapa, pobre pueblo
Tan cerca de Irán, tan lejos de Juan.
Pero no es tiempo de lamentar
sino de actuar
De asumir su responsabilidad, cada quien.
Y, mientras tanto, esperar 387 días,
a ver si el 31 de diciembre del 2010 comienza Comalapa a reconstruirse
Porque, como veo las cosas, Irán seguirá cubierto con el manto de la impunidad el resto del trienio.
Disraelí Angel Cifuentes
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