El Director del Centro de Salud de Comitán, Josué Moisés Roblero Meza, anda juntando alimentos para personas que enfrentan el problema de salud llamado Tuberculosis.
Convocó a la gente de los barrios Belisario Domínguez, Cerrito Concepción y Bonampak, para apoyar a esas personas con despensas, y reunió un buen número de productos alimenticios para los tuberculosos comitecos.
Ahí, en sus oficinas, están ya las despensas, listas para ser entregadas a quienes deberán consumir tales alimentos, con el fin de que su recuperación sea más expedita.
Bueno, el tratamiento de la tuberculosis es largo, sobre todo cuando se juntan dos factores: pobreza y desnutrición, por un lado, y falta de medicamento en el momento oportuno.
El famoso Tratamiento Acortado Estrictamente Supervisado (TAES) para quienes enfrentan esa enfermedad, que incluye a un “amigo” que le coloque el medicamento en la boca del paciente, sólo da resultados realmente efectivos si se acompaña con una alimentación adecuada.
Por eso los esfuerzos del médico Josué Moisés Roblero Meza. Por eso él anda tan agradecido con las personas que colaboraron con las despensas.
Junto a él también suman sus esfuerzos el epidemiólogo Ismael Santos Rabasa y la Doctora María Chávez Rodríguez, Supervisora del Programa de Tuberculosis del Centro de Salud, quienes andan echándole ganas y convocando para que participe la ciudadana a seguir apoyando.
Por cierto, el tratamiento que reciben los tuberculosos es gratis, los estudios de laboratorio también, todo lo dan las instituciones de salud, pero no es suficiente.
Y aquí viene lo bueno, porque hasta ahora quienes más están apoyando a la gente con tuberculosis y, además, con hambre, es la gente pobre de Comitán, las amas de casa que sólo ganan al día entre 50 y cien pesos.
¿Por qué ellos? ¿Y los millonarios? ¿Y aquellos que acostumbran a sacarles los ojos a los pobres y luego les ofrecen lentes? ¡Que le entren!
Por eso En Caliente está convocando a la participación de los ricos de Comitán.
Convoco a que participen en esta campaña para combatir la tuberculosis, a las Logias Masónicas de Comitán. Convoco a que participen Los Rotarios, Club de Leones y demás. ¡Que le entren!
Convoco a aportar una despensa semanal a las personas con tuberculosis, a Javier Albores, Manuel Albores (el de San Luis), Manuel Albores el de las escuelas particulares, al Diputado Arnulfo Cordero Alfonso, a Eduardo Ramírez Aguilar (al ayuntamiento y a él en particular), a Luis Ignacio Avendaño, al papá de éste, al doctor Raúl Belmonte, a Rafael Morales Serrano, al diputado Charrinel, Antonio (Balazo) Guillén, al diputado José Antonio Aguilar Meza, Luis Fernando Domínguez Albores (Síndico comiteco), a los Robertos Albores (Guillén y Gleason). ¡Que le entren!
Los convoco a que se desprendan de unos cuantos pesos; a ellos que comen bien, que un día a la semana compartan algo de su dieta con los pobres que, además, padecen tuberculosis.
Cada quien que adopte una persona enferma de tuberculosis y que una vez a la semana les regalen la despensa.
Y conste que si se lo dan en su mano no se van a enfermar, porque aunque le dejen un millón de Mycobacterium tuberculosis en su boca, las personas bien alimentadas no agarran la enfermedad.
Sólo los famélicos. Sólo los hambrientos. Sólo los desnutridos. Sólo quienes viven en extrema pobreza.
Convocó a la gente de los barrios Belisario Domínguez, Cerrito Concepción y Bonampak, para apoyar a esas personas con despensas, y reunió un buen número de productos alimenticios para los tuberculosos comitecos.
Ahí, en sus oficinas, están ya las despensas, listas para ser entregadas a quienes deberán consumir tales alimentos, con el fin de que su recuperación sea más expedita.
Bueno, el tratamiento de la tuberculosis es largo, sobre todo cuando se juntan dos factores: pobreza y desnutrición, por un lado, y falta de medicamento en el momento oportuno.
El famoso Tratamiento Acortado Estrictamente Supervisado (TAES) para quienes enfrentan esa enfermedad, que incluye a un “amigo” que le coloque el medicamento en la boca del paciente, sólo da resultados realmente efectivos si se acompaña con una alimentación adecuada.
Por eso los esfuerzos del médico Josué Moisés Roblero Meza. Por eso él anda tan agradecido con las personas que colaboraron con las despensas.
Junto a él también suman sus esfuerzos el epidemiólogo Ismael Santos Rabasa y la Doctora María Chávez Rodríguez, Supervisora del Programa de Tuberculosis del Centro de Salud, quienes andan echándole ganas y convocando para que participe la ciudadana a seguir apoyando.
Por cierto, el tratamiento que reciben los tuberculosos es gratis, los estudios de laboratorio también, todo lo dan las instituciones de salud, pero no es suficiente.
Y aquí viene lo bueno, porque hasta ahora quienes más están apoyando a la gente con tuberculosis y, además, con hambre, es la gente pobre de Comitán, las amas de casa que sólo ganan al día entre 50 y cien pesos.
¿Por qué ellos? ¿Y los millonarios? ¿Y aquellos que acostumbran a sacarles los ojos a los pobres y luego les ofrecen lentes? ¡Que le entren!
Por eso En Caliente está convocando a la participación de los ricos de Comitán.
Convoco a que participen en esta campaña para combatir la tuberculosis, a las Logias Masónicas de Comitán. Convoco a que participen Los Rotarios, Club de Leones y demás. ¡Que le entren!
Convoco a aportar una despensa semanal a las personas con tuberculosis, a Javier Albores, Manuel Albores (el de San Luis), Manuel Albores el de las escuelas particulares, al Diputado Arnulfo Cordero Alfonso, a Eduardo Ramírez Aguilar (al ayuntamiento y a él en particular), a Luis Ignacio Avendaño, al papá de éste, al doctor Raúl Belmonte, a Rafael Morales Serrano, al diputado Charrinel, Antonio (Balazo) Guillén, al diputado José Antonio Aguilar Meza, Luis Fernando Domínguez Albores (Síndico comiteco), a los Robertos Albores (Guillén y Gleason). ¡Que le entren!
Los convoco a que se desprendan de unos cuantos pesos; a ellos que comen bien, que un día a la semana compartan algo de su dieta con los pobres que, además, padecen tuberculosis.
Cada quien que adopte una persona enferma de tuberculosis y que una vez a la semana les regalen la despensa.
Y conste que si se lo dan en su mano no se van a enfermar, porque aunque le dejen un millón de Mycobacterium tuberculosis en su boca, las personas bien alimentadas no agarran la enfermedad.
Sólo los famélicos. Sólo los hambrientos. Sólo los desnutridos. Sólo quienes viven en extrema pobreza.
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