miércoles, septiembre 12, 2007

Candidato pobre, que no pobre candidato



El candidato Luis Antonio Ramírez de La Trinitaria, quien se la está jugando por el Partido de la Revolución Democrática, lo está haciendo sin dinero. Así lo dijo él, yo no lo sé, pero por esa confesión salió a relucir la célebre frase de un mexiquense: "un político pobre es un pobre político", aunque en este caso quizá este "candidato pobre no precisamente sea un pobre candidato".

Pero a juzgar por su casi nulo gasto electoral se puede aceptar esa versión, ya que no se entiende una campaña política sin publicidad en medios de comunicación, a menos que sea la campaña allá en la serranía, aunque inclusive allá se buscan eventuales publicaciones a favor de algún candidato.

Sin embargo, habría que explicarse cómo fue que llenó el parque central de Zapaluta, con tan escaso presupuesto.

De la nada, sin hacer ruido, de pronto aparece con miles de seguidores aplaudiéndolo, vitoreándolo, dejando con el ojo cuadrado a medio mundo.

Va a querer que lo tomen en cuenta, sobre todo sus adversarios, ya que la prensa, hasta ahorita, sigue ignorándolo, salvo raras excepciones, lo cual, después de todo, ha sido favorable para él, pues al navegar con su banderita de "yo no fui", no ha recibido golpeteos de ningún tipo, aunque ya podrían comenzar a aparecer, puesto que ya asomó la cabeza, en un desayuno convocado en la ciudad de Comitán.

Lo cierto es que precisamente por eso, por la falta de dinero del compa Luis Antonio, en ese evento se dieron discusiones sobre las reformas legales que se están cocinando a nivel federal, algunas de las cuales retoma el acortamiento de la duración de las campañas, el regular la precampañas, y el regular la contratación de espacios en prensa escrita o electrónica.

No coincido con quienes creen que es bueno acortar financiamiento y tiempos de precampaña y campaña, por una razón: aunque se regule y se estipule en la ley, resulta que la ética política no se hizo para los mexicanos, y a todo le dan la vuelta.

Que si se delimitan las precampañas, de todos modos los candidatos hacen precampaña fuera de los tiempos establecidos.

Que si se limita o delimitan el gasto a medios de comunicación, de todos modos los candidatos le dan la vuelta y contratan formalmente una cantidad, con todo y factura, pero bajo el agua se manejan otras cantidades.

Hay un doble juego: el formal y el factual, aunque el intento de regular estas situaciones es loable, solamente hace falta que se creen leyes para que se respeten, no para que sean sistemáticamente violadas por los involucrados.

Ya lo dijo José López Portillo: la corrupción somos todos.

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