La buenota de la Malú Puig Albores estaba el otro día bien brava, porque el tráfico se puso pesado en el boulevard Belisario Domínguez, justo cuando ella pasaba por ahí.
Tan pesado, que pusieron su seguridad en peligro y, lo bueno y rebueno, en verdad hay que cuidarlo, por lo que bien vale la pena escuchar su inconformidad, de tal modo que las autoridades de tránsito y vialidad se encarguen de evitar que el tráfico se ponga pesado cuando la Malú pase por ahí.
Y es que tremendos trailers cruzan el boulevard durante cualquier hora del día, como si no existiera un reglamento para el tránsito pesado.
Esas pesadas y larguísimas máquinas vienen con choferes desconsiderados, y en cualquier lado pretenden dar vuelta en "U", deteniendo el tráfico de uno y otro lado del boulevard Belisario Domínguez.
Mientras ellos maniobran hacia delante, hacia atrás, una y otra vez, ante la mirada y desesperación de los demás conductores, el embotellamiento se comienza a manifestar y los nervios también se ponen de punta.
A las ocho de la mañana varios conductores llevan a sus hijos a la escuelita o se encaminan hacia el trabajo, pero por culpa de esas unidades tendrán que llegar tarde, y la acumulación del estrés es evidente.
Los claxonazos aumentan, y el trailerzote sigue ahí, intentando dar vuelta en "U".
¿Dónde están los responsables para infraccionar a estos conductores, a fin de que tengan un buen escarmiento?
Saber.
Ese lugar es el que más debieran cuidar. Y así cuidan también a la Malú.
Ahí bien que saldría para las caguamas. Nomás que estén atentos. Es más, si me dan su número de celular me encargo de avisarles dos o tres veces por día cuando algún trailerzote ande dando lata, para que lleguen de forma oportuna.
O si me dan mi "charola" pues los peino, y los "peinaré" galán para que se les quite.
Servida señorita Malú.
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