A las organizaciones les está cayendo el 20: unidas pueden lograr más que aisladas.
El pasado lunes pusieron en jaque al gobierno del estado, la OCEZ-DI-UNOPI, el Movimiento Popular Comiteco (MPC), el Frente Democrático Regional de Obreros y Campesinos (FDROC) y la Coordinadora de Organizaciones Sociales y Productivas del Estado de Chiapas (COSPECH).
Pero, ojo, el jaque al rey no fue porque estas organizaciones hayan hecho grandes movilizaciones o acciones de protesta radicales. Nada que ver.
Los inconformes de unas y otras actuaron como suelen hacerlo, conforme a su forma de hacer y ver tradicionales, si cabe esta palabra.
Cada una ha hecho plantones, bloqueos y retenciones de personal y funcionarios en sus oficinas. No es nuevo eso, pues.
Aquí la diferencia es que en lugar de hacerlo cada una por su lado, actuaron de manera coordinada.
Es más, si alguien me quiere corregir, puede decirme que, en efecto, cada una actuó por su lado el día lunes 17 de diciembre. Pero lo hicieron al mismo tiempo, y el mismo día, a la misma hora, con la misma posición: “no nos movemos de aquí, a menos que los altos mandos nos vengan a atender aquí”. Así, tan sencillo.
Los telefonemas iban y venían, pero eran más los que se hacían de allá para acá, de la capital a Comitán, que las de aquí para allá.
Normalmente los líderes de las organizaciones son los que hacen llamadas al Secretario del Campo, al Ministro de Justicia, al Director del Instituto de la Vivienda, al Coordinador General de Transportes, pero en esta ocasión eran ellos quienes buscaban a los líderes en su celular.
Normalmente los funcionarios sabinistas instruyen a las secretarias o recepcionistas que digan que no están, o que están ocupados, y que por favor dejen su número de celular para que después el señor Secretario o Coordinador se comunique.
La comunicación de vuelta nunca se da, y la gente, líderes y representados, esperan y esperan.
Pero este lunes quienes podían darse el lujo de no contestar, o decir que estaban ocupados y que llamaran más tarde, eran los líderes sociales.
Juan Díaz Montejo (MPC), Rafael Maldonado Morales, Trinidad Martínez Hernández y Fidel Espinosa Altuzar supieron lo que es tener poder, y se pusieron de tú a tú a los máximos gerifaltes sabinistas.
Y no hicieron más que unirse. Sólo. Punto.
Se reunieron para acordar movilizaciones tranquilas el mismo día y a la misma hora, en distintos lugares, ante distintas dependencias, inclusive con poca gente.
Les salió económico, inclusive.
¿Qué demandaban? Lo de siempre: Justicia, transporte, vivienda, proyectos productivos.
Y demandaron lo de siempre porque las demandas no se inventan, llegan solitas, y esas han sido siempre sus demandas: justicia social.
Juntos dieron la batalla y la lucha. Fue un primer ejercicio de estas organizaciones para que el gobierno por fin se preocupe y haya justicia social.
Si el dinero del pueblo no es para los funcionarios. No es para que se tomen su cafecito en la cómoda oficina, junto a las secretarias y edecanes, con quienes se avientan los polvos cada que se les antoja.
No es tampoco para que viajen en camionetas de lujo, aviones o helicópteros. Ni es para que manden crear empresas a las que luego ellos mismo le contratan trabajos, a fin de llevar más agua a su molino.
Es para atender las necesidades del pueblo.
Los inconformes de este lunes dijeron que en este caso el gobierno de Juan Sabines ha firmado ya diversos compromisos sin cumplirlos. Ha sido más palabras que hechos, y conste que son palabras escritas en minutas de trabajo, porque son las famosas minutas (ya le cambiaran nombre, porque se ha abusado mucho de esa palabra) el lugar común en el que caen todos, minutas que siguen ahí, archivadas, esperando el sueño de los justos.
Algún día alguien, instruido por el gobernador del estado, debiera hacer un ejercicio en el que rescaten todas y cada una de las minutas de trabajo que han firmado, de todas y cada una de las dependencias, y luego de tener el montón de ellas hacer una simple suma, con una calculadora inteligente.
A cada minuta le corresponde una paca de billetes, que el cuadro de doble entrada indique la dependencia minuteada, la fecha y el monto que implica hacer valer los acuerdos ahí asentados. Con eso Juan Sabines sabría dos cosas: cuánto dinero tiene comprometido y qué dependencia y titular es el que menos cumple, por tanto es el que menos trabaja.
Sin duda tienen minutas históricas, que luego tienen demandas que se repiten en otras minutas, y juntando el gasto correspondiente de cada una podrán decir: “tanto dinero le debemos al pueblo”. Estoy seguro que el dinero que tienen presupuestado no les alcanzaría ni para el comienzo, porque de minutas está lleno el gobierno federal, el gobierno estatal y los municipales.
Por eso dijeron Rafael Maldonado Morales, Fidel Espinosa Altuzar, Trinidad Martínez Hernández y Juan Díaz Montejo: “Ya no queremos palabras, ahora queremos hechos”, porque de palabras está lleno todo el aparato de gobierno, palabras escritas, convertidas en historia, nada más.
Pero ya le encontraron el modo: seguirán trabajando unidas las organizaciones.
Ah, pero ahora serán más las que se movilicen. Son once en principio. No sé el nombre de todas, pero ahí estarán las que se manifestaron el lunes 17: la OCEZ-DI-UNOPI, el Movimiento Popular Comiteco (MPC), el Frente Democrático Regional de Obreros y Campesinos (FDROC) y la Coordinadora de Organizaciones Sociales y Productivas del Estado de Chiapas (COSPECH).
Y se sumarán la OCEZ histórica, el MOCRI, el Frente Popular Campesino, la OCD, MOICH costa, Tres Nudos, SUCOS de la Sierra y no sé cuales más.
Si la revolución no es tomar las armas y matar campesinos y funcionarios, es organizarse y hacerlo bien.
Si actúan así ya no habrá necesidad de amarrar funcionarios de los pilares de un palacio municipal, no habrá necesidad de afectar demasiado al pueblo con bloqueos, no habrá necesidad de que a los líderes se les saque órdenes de aprehensión porque no violarán la ley, porque precisamente el gobierno aprovecha de esos errores para colocarles una Espada de Damocles sobre la cabeza.
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