Jesús Arturo Molina Ruiz, de Chiapa de Corzo, es un haz del dibujo artístico. Su especialidad: el retrato a lápiz.
Aprendió “de oídas”, bueno, quiero decir, “de vista”, mejor dicho, de forma lírica.
Molina Ruiz inició esta actividad a los diez años, con dibujos más en forma que los del Jardín de Niños, pero desde hace dos años está completamente dedicado a los rostros.
Haciendo retratos ha estado en Cancún, Tabasco, Veracruz, Puebla y otras latitudes, haciendo decenas, cientos, miles de retratos.
En su vida habrá dibujado más de 7 mil rostros en cartulina, a lápiz y carbón.
Consigo carga siempre, en una mochila, estos materiales, además de goma de borrar, laca transparente para fijar el dibujo para que luego no se borren por alguna otra circunstancia.
Él y sus compañeros de oficio son parte del atractivo turístico en el Parque de
En este lugar Jesús Arturo Molina Ruiz tiene a varios colegas, quizá unos cinco, pero artistas de este género habrá unos 40 en toda la capital, la mayoría sin los apoyos gubernamentales necesarios.
Si bien es cierto que estos artistas cobran por sus servicios escasos 50 pesos por retrato para recuperar algo de los gastos cotidianos en insumos, también lo es que utilizan otros materiales y trabajan en lugares poco adecuados, en posiciones que podrían traerle secuelas posteriormente.
Si es parte del atractivo turístico, no estaría mal que se les adecuara lugares de trabajo para que los turistas disfruten aún más del proceso.
¿Qué hacen cuando les llega la lluvia?
Solamente buscar un lugar donde continuar su trabajo mientras escampa.
Entonces la falta de un lugar idóneo afecta al turista y al prestador del servicio.
Por cierto, aún no están organizados, y por ello el gobierno no los ve, no los oye, no existen para el sistema.
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