El Director del CBTIS 108, de Comitán, se niega a dejar el puesto; tiene fuertes deudas, no de honor, sino broncas financieras.
Debe salir en los próximos días, pero se resiste, se adhiere al hueso, quiere roer el hueso hasta el último minuto, aunque rompa con la tradición y la posición del sindicato.
"Tengo compromisos pendientes, ya sé que ustedes no me quieren, no cuento con su apoyo, pero no me voy aún", dice el directivo. Se lo dice al personal docente y administrativo.
Éstos ya le dijeron con claridad: Vete. Vete ya.
Y también le dijeron: "son tres años nada más, esos tres años los cumples al terminar este ciclo escolar, ni un minuto más".
Y es que Óscar Salvador Gómez ascendió de milagro en julio del 2005, cuando le dieron la oportunidad de saltar al estrellato y ser el director de esa institución.
Le vino como anillo al dedo, fue su mejor momento, lo disfrutó intensamente, fue feliz en el encargo, le ayudó a subir su autoestima.
Se dio, inclusive, aires de político, hasta les copió modales y costumbres.
El gobierno tuvo a bien hacer algunas mejoras en el estacionamiento del CBTIS y, como para grabar su nombre y dejarlo ahí eternamente, escribió: "Obra realizada por Oscarín", algo así, refiriéndose al famoso directivo.
Chale, como si la obra la hubiese hecho con su propio dinero.
Le hubiera puesto mejor que él la gestionó, en el último de los casos, y así nos acusan de ser faltos de objetividad o veracidad. Eso es ser francamente mentiroso y, además, protagónico.
Ah, bueno, pero, ¿de dónde saca el Óscar que aún tiene chance de permanecer otros cinco meses como Director?
De un documento oficial.
Es decir, se agarra de una tablita, en pleno naufragio, en un mar de inconformidades en su contra, por su dictatorial proceder.
Si bien él fue encumbrado en el mes de julio, el documento que lo acredita como tal lo recibió meses después.
Pero comenzó a ejerce el poder que aún ostenta cinco meses antes que le oficializaran el encargo.
De ahí se cuelga.
Pero no lo quieren, se ha ganado el repudio de sus compañeros de trabajo, quienes algún día fueron sus amigos ya no lo son, ahora es solamente el director, ya ni siquiera compañero, él lo quiso así.
El señor pretendió ejercer el poder de manera dictatorial, imponer su santa voluntad aún fuera de toda razón, a pesar de las objeciones de sus compañeros de trabajo, quienes le daban argumentos para evitar las medidas intolerantes que aplicaba en contra del alumnado, pero nada, prefería escuchar la voz de su propia conciencia, si es que la tiene, a la de sus colegas.
Ahora que regrese a ser un trabajador más, ahí mismo, sufrirá la ley del hielo. Cosechará en abundancia lo que sembró durante su período.
Lo que podría venir en los próximos días es la toma del edificio.
Que no se olvide que en el CBTIS hay tradición de lucha, algunos directivos han caído así: con movilizaciones.
¿Para qué meter a la institución en una dinámica desgastante de ese tipo?
Chale, si ya no lo quieren, que tenga un poquitín de dignidad y presente su renuncia, al cumplir los tres años efectivos de fungir como director.
Que salga con la cara en alto, por la puerta de enfrente, no corrido, repudiado, vilipendiado.
Dignidad, compadre, dignidad es la palabra que hoy debes poner sobre tu escritorio, a ver si algo te ayuda. He dicho.
ESCUELAS PARTICULARES
A propósito de escuelas, tengo pendiente, en agenda, el tema de las escuelas particulares. El fracaso de la educación privada en Comitán.
Van de fracaso en fracaso. Pasaron a la historia aquellas que tanto presumían sus logros, cuando no eran resultado de un sistema puesto en marcha, sino un auténtico flautazo o bien el producto del trabajo de un maestro en particular.
El tema es bueno, todas tienen cola que les pisen, hay una escuela particular racista, o excluyente, que niega el derecho a las personas con discapacidad física a ingresar a sus aulas.
Hay una sholca, bueno, de esas que tienen un tercer grado con suficientes alumnos pero no el cuarto grado, porque ya los alumnos y padres de familia y prefieren irse a otros lados.
Hay de todo. Pendientes.
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