Mariano González está haciéndole publicidad negativa a su empresa de seguridad, pues asegura tener miedo del trabajo de David Tavernier y del Fronterizo, al estar (ambos) “provocando que el suscrito y mi familia puedan ser parte de cualquier acto delictivo”.
Como quien dice, no se siente seguro, no obstante que lo suyo es la seguridad.
Conste que son sus palabras, y creo que en buena medida tiene razón: nadie puede garantizarle seguridad a nadie, no hay cosa más segura que mantenerse alejados del bullicio y la falsa sociedad, quise decir, de los “malos pasos”.
Por eso yo mismo olvidé la posibilidad de contratar sus servicios, porque si alguno de los políticos a los que hemos criticado desde El Fronterizo del Sur decide mandarme de paseo junto a San Pedro, aunque el mismo Mariano personalmente sea mi guarura no podrá detenerlo. Pero eso no sería culpa de MCG, sino mía, al olvidarme del temor y la “precaución” (no supe cuándo, pero perdí el miedo) y escribir sin tapujos. Por eso no te contraté, Mariano.
Pero este razonamiento aplica al asunto de la seguridad de Mariano y su familia, no es culpa de David ni de Disraelí el que cuerpos policíacos acudan a su domicilio y cateen su casa, detengan una de sus unidades y bajen de ella a uno de sus trabajadores. Creo que alguien me dijo que ese día Mariano estaba en Tuxtla, hospedado en el hotel más caro de la capital del estado. ¿Sabías algo, compadre? ¿Te avisaron?
Pero Mariano también dice que David, “sin el más mínimo respeto ha llegado a mi casa y sin autorización ha escudriñado y tomado fotos de la misma no sólo por fuera sino también al interior, circunstancia que motiva mi inconformidad porque el hecho que se diga periodista no le autoriza para allanar mi domicilio, y tampoco para molestar a mi esposa e hija, ya que con estos actos está poniendo en peligro la integridad física del suscrito así como la de mi familia”.
En primer lugar David no tomó foto alguna, yo fui quien tomó las fotografías, nadie más.
En segundo, a todas las casas se llega con el mismo respeto, no tenemos por qué “respetar de más” a la casa de Mariano.
Las fotos se tomaron desde la calle, nadie, ni David ni Disraelí, dieron un paso al interior de la casa más segura de ese barrio.
Y las fotos se tomaron con la intención de dejar constancia de que fuimos a buscarlo para su derecho de réplica, al que se negó, debido a que no tiene nada que replicar, al menos no se atreve a hacerlo frente a una grabadora, y prefiere que un abogado escriba algo a su favor y lo mande al Ministerio Público, con el fin de “acalambrar” o “intimidar” a los reporteros, objetivo que, evidentemente, nunca va a lograr.
Porque fácilmente un reportero puede decir: “fui a buscarte y no diste la cara”.
Nosotros lo dijimos, pero también demostramos gráficamente que sí fuimos y que sí alguien nos contestó desde dentro de la casa (mientras nosotros permanecíamos en la calle), negándolo, o diciendo que quizá estaba en su oficina o quién sabe dónde. Todo desde fuera, ¿dónde están las fotos de los familiares de Mariano? ¿Se publicaron?, pero en todo caso él mismo nos confiesa que sí fuimos a su casa, que se lo dijo su esposa, por tanto dejamos evidencia que sí lo anduvimos localizando para la entrevista grabada.
Y que fuimos a buscarlo a donde se localiza su empresa también dejamos evidencia, y el propio Mariano lo confirma.
Entonces queda absolutamente claro que alguien da la cara y otro la oculta, y que la sociedad ubique a cada quien en el lugar que se merece.
Lo cierto es que estas aseveraciones de Mariano, totalmente falsas, las dijo ante una autoridad, ante el Ministerio Público del Fuero Común, y me parece que eso constituye un delito. Y es punible, a menos, claro, que pueda demostrarlo SIN PAGO A TESTIGOS FALSOS, nosotros ya demostramos, con nuestras mismas fotos, dónde estuvo cada uno, y reitero, las fotos las tomé yo, Disraelí, y hasta ahora sólo hay un Disraelí por estos rumbos.
Por cierto, ¿qué significa allanar el domicilio de alguien? La teoría señala que “se considera al domicilio como un bien jurídico a tutelar, en el cual NADIE podrá ingresar como no sea de mandato expreso de la Justicia”.
Pero, ojo, dice la palabra INGRESAR. Si alguien ingresa a un domicilio sin la autorización de quien debe darla, sea el dueño o el juez, incurre en ese delito, perfectamente tipificado.
Ninguno de los dos reporteros entró, pero si eso declara Mariano ante el Ministerio Público, deberá probarlo. Nosotros ya demostramos que no.
Por lo tanto, aquí Mariano se está metiendo en más broncas, independientemente de que vamos a seguir analizando su Demanda Penal en contra de David Tavernier (y en contra mía porque soy el editor del periódico).
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