miércoles, noviembre 05, 2008

El Show de un "Politólogo" llorón

Desde muy temprano el autodenominado "Politólogo de Frontera Comalapa" llamó a mi celular para invitarme a su rueda de prensa, programada para las doce del día de este miércoles, en conocido restaurante comiteco.

"Usted será mi invitado especial", dijo, aunque me advirtió "eso sí, no tendrá derecho a probar nada de lo que se sirva de comer", palabras más, palabras menos,

"Y yo que me había hecho ilusiones de tomar de una vez mi coca cola con hielos", pensé.

Como tenía planeado viajar a Tuxtla, llamé al celular de David Tavernier para comisionarlo a cubrir la referida conferencia de prensa, de una vez advirtiéndole que él, por ser del Fronterizo del Sur, no tendría derecho a probar bocado alguno, a no ser que lo pagara de su bolsillo.

"No se preocupe, trabajé durante muchos años en un restaurante, y sé muy bien cómo "atienden" a los enemigos cuando de dar de comer se trata", respondió.

Pero, oh, me ganó la calentura, y dije para mis adentros: "este tipo es un show, no me lo voy a perder", y fui a cubrir la nota del showman.



A esos dos no le den de comer…

David Tavernier había llegado puntual, mucho antes que yo. Y fue recibido por el politólogo con postgrado en el extranjero en asuntos de gobernabilidad municipal, quien había llegado aún más temprano, para preparar toda la exposición, para lo cual llevaba laptop y cañón. Pero todo se vino abajo por el exceso de la luz en el local. Vueltas para uno u otro lado y nada.

De pronto me vio llegar y se levantó a recibirme, cual era su deber. Estreché su mano con un "Disraelí a tus órdenes" y enseguida saludé a su acompañante, un educado señor. “Siéntese junto a su equipo", dijo el politólogo de pacotilla, señalando al Jefe de Redacción del Fronterizo del Sur.

Mientras, los meseros servían algún bocadillo, compuesto por coktail de frutas, jugos, quesillo, etc… Entonces, muy atento, el hombre de marras llamó a uno de ellos y nos señaló con el índice de su mano derecha, diciendo: "A esos dos no les sirvan por favor, a todos los demás nos pueden pasar la orden indicada, a ellos no, son los únicos", palabras textuales.



" Muy bien, señor licenciado", respondió el mesero, advertido desde antes de sus títulos académicos y de cómo le gusta que lo llamen.

Para ese momento ya estaban varios comunicadores: el Roger, el Rodas, la Chapis, Mario Escobar, el Toño y otros más.

Más tarde hicieron acto de presencia la Rosi Guadalupe y, mucho después, el Ponynator, sin sus lentes oscuros, chaleco de Director y la inseparable gorra.

La Directora del Meridiano recibió de mí un montón de besos después de su arribo, aventados a la distancia, pero ella hizo el movimiento de manos indicando que los mismos habían caído en su plato, como para completar la dieta, pero le reclamé con otro gesto y, un poco de mala gana, los recogió y puso en su cachete.

"Gracias", le dije, a mi vez, con otra señal.



Y entonces comenzó el señor Politólogo de Pacotilla con su perorata, un ensayado discurso que, al parecer, escribió él mismo y aprendió de memoria, a juzgar por el tono de declamador.

Los compañeros reporteros, asombrados, vieron cómo el Super Politólogo con Post-grado en el extranjero, a punto del llanto, se quejaba de que yo, un profesorcillo de quinta (título impuesto por De León Galindo), le hubiera levantado la voz y le dijera palabras soeces, altisonantes y de muy mal gusto para sus castos oídos, según se escuchó en la grabación que presentó. He aquí el diálogo:

-Bueno, bueno, sí, Disraelí a la orden.

-Soy el Licenciado en Ciencias Políticas, Hugo Eduardo De León Galindo y quiero que me digas en qué te basas y cuál fue tu fuente para firmar lo que escribes en tu columna "En Caliente".

-¿Cuál es tu problema?

-Quiero que me digas tu fuente, de dónde salen tantos ataques a mi persona.

-No se me da la gana darte mis fuentes, y aunque me demandes penalmente no tengo por qué darte nada, ni delante autoridad judicial voy a revelar mi fuente.

-Te voy a demandar por eso.

-Eso es, venga de ahí, demándame wey, aunque sea sólo por un día pónganse los huevos en su lugar y tengan el valor civil para demandarme o para romperme la cara, échale, cabrón, que para eso están la instituciones y el estado de derecho, de una vez.

Y, sí, en efecto, la voz de este calenturiento columnero se oye feroz, los gritos fuertes, el reto directo, en su cara.

Pero, desafortunadamente para el Politólogo de Pacotilla, ningún reportero ni reportera puso el Jesús en la boca. Todo fue tan normal para los ahí presentes, porque, además, no hay en Comitán uno solo que desconozca que la ley protege como secreto profesional la fuente que proporciona la información, cuando ésta así lo solicita.

Y, entonces, salió con un cuento guajiro, sindicándome como coautor (junto con Enrique Robledo Molina) de un documento donde presuntamente se dan a conocer nombres de ciudadanos involucrados en actividades ilícitas, vinculadas al narcotráfico.

Ahí le solté una pregunta:

-Oye, en la mañana tú me dijiste vía telefónica que enviarías a mi correo ese documento del que hablas, porque yo no sólo me deslindo de eso, sino que además ni siquiera lo he visto. Dime, ¿me lo enviaste?

-"Profesor, no me tutee, por favor, no somos iguales", fue su respuesta.

Entonces, ante la contundencia de su respuesta, me levanté y comencé a despedirme de mano de los que pude, entre ellos el Politólogo de Pacotilla y su acompañante, pero otra vez el Lic. Hugo Eduardo De León Galindo se sulfuró, y dijo:

-¿Ya ven? Esa es la prensa cobarde, que no da la cara, miren, el señor ya se está retirando y aún no he terminado.

Y ya no supe qué más habrá dicho, yo ya tenía que estar en otro lado, atendiendo otra audiencia.

Lo siento, amigo Politólogo llorón. Ja Ja Ja Ja.

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