martes, noviembre 04, 2008

Auditores de OFS, mañosos y descarados



Los auditores del Órgano de Fiscalización Superior del Congreso del Estado que se trasladaron a Frontera Comalapa para dizque realizar una auditoría a la administración de Irán Guanerges Mérida Matamoros no disimularon que sólo van a hacer negocio, lana y, por tanto, mero teatro.

Es algo así como darles a los comalapenses atole con el dedo, verles la cara, pues.

La razón de todo esto es que los señores auditores comandados por Humberto Blanco Pedrero se muestran totalmente accesibles a las “atenciones” del grupo del Irán, según nota de Gonzalo Pérez Anzueto, corresponsal del Fronterizo del Sur en Frontera Comalapa.

De manera flagrante violan el Código de Conducta del Servidor Público de la Auditoría Superior del Estado de Chiapas.

Se olvidan de los valores de imparcialidad, el principio de integridad, el de la objetividad y la neutralidad.

No puede haber imparcialidad en la comisión o tarea a realizar si acepta las “atenciones especiales” del presidente municipal a quien presuntamente investigan.

Dudo francamente que los ciudadanos comalapenses, principalmente opositores, que son la mayoría, vayan a aceptar el juicio de estos señores, cuya conducta atenta contra la confianza depositada, pues dejan en situación de entredicho el principio de integridad.

Por si no lo sabían, el principio de objetividad de “Los auditores gubernamentales realizan una evaluación equilibrada de todas las circunstancias importantes y forman su juicio profesional, sin influencias indebidas de sus propios intereses o de otros interesados”.

Por supuesto, violaron también el principio de Neutralidad, pues “Los auditores gubernamentales deben evitar al máximo posible las actividades que podrían disminuir su imparcialidad, independencia y objetividad, por tanto la confianza de la sociedad”.

Y lo hicieron de manera tosca, burda, delante tirios y troyanos, sin por lo menos cuidar las formas.

Ellos, los auditores, debieron “Evitar las relaciones sociales con los directivos y el personal de las instituciones fiscalizadas, así como de otros grupos de interés, que podríandisminuir la independencia, la imparcialidad y la objetividad de la función de fiscalización”, pero se olvidaron de la capacitación que les dieron al adquirir la chamba, porque “con dinero baila el perro, y también los auditores”.

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