¿A quién le gustaría que Chiapas viviera la ingobernabilidad que actualmente enfrenta Oaxaca? A ver, que levante la mano el que quisiera tener su APPO chiapaneca. Bueno, el mundo es tan diverso que a lo mejor alguien se sienta feliz de tener a la entidad en estado putrefacto; hay quienes, por ejemplo, comen bien cuando el río se revuelve y se pone sucio; entonces, quizá también haya “pescadores sociales”. Pero en lo particular creo que está bien vivir en gobernabilidad, con estabilidad, sin miedo a que en cualquier rato te alcance una bala que estaba destinado a otro, o a uno mismo por manifestarse públicamente en la calle, para defenestrar a un gobernador como Ulises Ruiz. Los dos últimos gobernadores que Chiapas ha tenido, Roberto Albores Guillén y Pablo Salazar Mendiguchía, ejercieron el poder (PSM sigue ejerciéndolo, lo sé) con mano firme, aplicando la ley. Ambos decidieron crear una imagen de sí mismos que no sé si corresponde a la realidad: ser gobernantes duros, y dieron señales de ser consecuentes con ese “perfil”. Pero Chiapas necesitaba eso: la aplicación de la ley, aunque doliera. Puede que así sean de por sí, o puede que el poder los haga así, o puede que no haya de otra con eso del ejercicio del poder, hay quienes dicen que el poder simplemente se ejerce. Lo que sí es cierto es que Pablo Salazar no es Ulises Ruiz porque de haberlo sido no tengo idea cómo viviríamos acá, y afortunadamente el oaxaqueño no consiguió imponer su voluntad en nuestra entidad, al menos, creo, no lo va a conseguir, aunque la última palabra la tiene el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, popularmente conocido como TRIFE.
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